Con tantos cambios de la economía es imposible no pensar en que, en algún momento, podemos necesitar un préstamo: plata que nos desembale en una temporada de vacas flacas.
Casi todos sabemos cómo termina un deudor irresponsable. Casi todos hemos visto (en películas, en series o en la vida real) las imágenes desesperadas del deudor que ya no contesta llamadas de números desconocidos, ni lee sus recibos. Las escenas tristes de ese amig@ que cambia de número de celular para…